"NO VUELVAS NUNCA, TOTO"

Osman Cortés Argandoña

Una película sobre el enquistamiento pueblerino, sobre la falta de perspectivas de mejores condiciones de vida, sobre la búsqueda del tiempo perdido de personajes míticos que conforman, a pesar de lo que se piense, lo más valioso que pueda tener el ser humano, una sociedad añorada, cuando ese mismo hombre, que no miró atrás, retorna a sus raíces y comprende que todo ese entorno en franca destrucción, lo ha marcado para siempre.

Desde la sala de proyección de esa hermosa sala de cine, construida para esos efectos, como lo fueron la de los cines "Rex" y "Atacama", actual "Alhambra", fue plasmándose esa amistad entre Alfredo y Salvatore(Totó), donde las imágenes de señeras películas van estructurando una compleja relación vivencial y formadora que será entendida en el tiempo por el futuro cineasta.

Cuando Alfredo le espeta a Totó que no retorne jamás a Giancarlo, está la recomendación de un Alfredo que ha retornado sin irse nunca. Su intuición de hombre sabio, formado en las imágenes del cine de todos los tiempo, le dice que ese pequeño debe huir de sus ancestros, debe olvidarse de lo suyo, para poder integrarse a un mundo desconocido, pero pleno de atracciones para un hombre que está despertando a la vida.

"Cinema Paradiso", una reminiscencia que nos envuelve al mostrarnos en la simbiosis del cine en el cine, esos primeros planos de escenas de cintas de la década del treinta y cuarenta. Escenas que nos envuelven y hacen retornar a nuestra persistencia retiniana nuestros ensueños de niños y jóvenes que Guiseppe Tornatore elabora con maestría única, con esa maestría que entrega la formación del futuro cineasta o amante del cine, en la misma butaca del cine de barrio. Quien no ha soñado con esas realidades no puede llamarse un buen rotativero de tarde de miércoles.

"Cinema Paradiso", es un buen homenaje al cine. Más que eso, El homenaje al cine que nos asombró y cautivó en la sala oscura donde nuestros sueños luchaban por alienar una realidad de pueblo nortino-siciliano que nos recibiría con sus luces de neón de la calle Atacama, lugar mítico de la ubicación de los tres (TRES) cines que hubo en la década del sesenta en un Copiapó sin televisión ni Internet, pero más pleno y repleto de PERSONAS que se saludaban al ingresar y salir de las salas.

Cómo no añorar nuestro pasado con la visión de "Cinema Paradiso". Por ello, Strasser, Ilse y Laszlo, desean ofrecer a ustedes, esta añoranza revitalizadora de tiempos mejores para nuestro pueblo protagonista de una historia sin fin. Nos vemos en marzo con otra experiencia de cine y literatura con el escritor Hernán Rivera Letelier.