Cuando fui a comprar uno de los libros de Roberto Ampuero, ¿Quién mató a Cristián Kusterman?, debido, y lo debo reconocer, a la avalancha de publicidad aparecida en los periódicos en torno a esta novela y al personaje literario Cayetano Brulé, consulté a un joven vendedor de una librería de Santiago si tenía ésta y otras novelas del detective Brulé. Su respuesta fue afirmativa, me ofreció además Boleros en La Habana y Cita en el Azul Profundo. Mientras sopesaba la elección de dos libros que mi presupuesto soportaría en esa compra, el vendedor aprovechando un espacio en mi decisión económica, me dice “tengo otro libro de otro autor que inició esto de los detectives chilenos”. Y agrega “fue Ramón Díaz Eterovic el que empezó esto de la novela policial”, y me muestra un libro titulado Ángeles y Solitarios. Listo, la elección estaba hecha, me fui de la librería con ¿Quién mató a Cristián Kusterman? y Ángeles y Solitarios.
Allí aparecieron, en no más allá de cuatro días de lectura, el detective simpaticón y bonachón de Cayetano Brulé; y el detective chileno sacado desde las profundidades más profundas de la serie negra que jamás existió, Heredia.
Cayetanó
Brulé y Heredia no solo son distintos como personajes literarios en su modo de
ser y actuar. Sus diferencias van más allá y me atrevo a decir que son de carácter
ideológico. Incluso más, uno es la reacción al otro. Heredia y Cayetano Brulé
continúan una lucha de dos visiones del mundo que estamos viendo con la pesada
carga de su pasado reciente, y, también, con su devenir. Sea como sea, quienes
ganamos en esta lucha ideológica, que no me refiero a una lucha partidaria que
sin duda la conlleva también, somos aquellos que gustamos de la lectura. Que, y
es un deber decirlo, no somos muchos, o por lo menos no somos todos quienes
deberíamos ser. Y una muestra al canto. Donde compré los libros de Heredia y
Cayetano Brulé, donde me aconsejó el joven vendedor sobre Heredia, fue en una
librería del gran Santiago. En las regiones, en las ciudades de Chile casi no
hay librerías, salvo honrosas excepciones. Muy honrosas y con el problema que
la excepción se está transformando en regla. Desde la ciudad donde escribo
estas lineas para INTENET, no existe NINGUNA librería. Es decir, nuestro
chicos, estudiantes, los jóvenes tienen casi nula posibilidad de leer las
aventuras de Heredia y Cayetano Brulé.
De
manera que el objetivo de esta página que he titulado ¿Heredia o Cayetano Brulé?,
más allá de encontrar las diferencias ideológicas, de estilo, de género y
contenido entre Ampuero y Díaz Eterovic, es estimular la lectura en las
personas jóvenes, y también entre los no tan jóvenes (me he dado cuenta, que
los viejos hemos estado dejando de leer también). Deseamos contribuir a la
lectura con la morbosidad de la pregunta ¿Heredia y Cayetano Brulé?, como
cuando una revista frívola sobre cine pregunta ¿Schwarzenager o Stallone?,
como decir ¿Cristina Aguilera o Gloria Stefan?, como decir ¿Ricky Martín o
Enrique Iglesias?
Por
otro lado, la novela policial como género literario es altamente estimulante
para el inicio al hábito de la lectura. El misterio es parte de un juego lúdico
que necesitamos, como cuando éramos pequeño y nos gustaba que nuestro padre
nos lanzará al aire para volver a caer a sus brazos a pesar de exclamar los
gritos de miedo en ese vértigo tan necesario. Podemos ahora renunciar a las
novelas del detective Belga Hercules Poirot, que nos tenía acostumbrado Agata
Christie, pero no podemos dudar de su valor lúdico y pedagógico. Pasar de
Agata Christie a los grandes clásicos es una cuestión de corto tiempo. Ahora,
que hay una enorme diferencia entre las novelas de misterio de la Christie con
las series negras de Patricia Highsmith, que duda cabe. Una es mejor que la
otra, pero, y eso es lo bueno en la literatura, una no invalida a la otra. Con
el agregado que serán mayoritarios en el mundo los que leen a la Christie sobre
la Highsmith. (Ojo: No siempre el que es más leido es necesariamente el mejor,
¿verdad’).
De
manera que en buen momento Heredia y Cayetano Brulé vienen a revitalizar, creo
yo, el estimulo por la lectura. Y debamos aprovechar este gran momento. Por un
momento iba a tomar partido entre la lucha ideológica entre Brulé y Heredia,
debo reconocer que estuve altamente tentado, porque para que voy a engañarme de
que mis simpatías están más por uno que por otro, y aún más, uno me cae más
bien antipático. Pero he recapacitado. Dedicaré una parte de mi esfuerzo en la
utilización de la tecnología en la difusión del conocimiento, en mostrar un
momento excepcional de la literatura chilena en un género que no tiene
prehistoria ni antecedentes notoriamente espectaculares: la novela policial
chilena.
Muy bien, el misterio empieza. Por favor conteste la pregunta ¿Heredia o Cayetano Brulé? Y por favor justifique su respuesta. Incluso, justifique si es una persona extraordinariamente rara y contesta que le gustan los dos.