Los contornos de Un chien andalou

La historia de Un perro andaluz es interesante. Pero así como los chicos -antes que las fechas de las batallas napoleónicas- prefieren la vida de los grandes dinosaurios, muchos amantes del cine, y de las artes, prefieren la prehistoria de esta película. Sin duda que esta se gesta cuando convergen en la Residencia de Estudiantes, en Madrid, los tres españoles universales de este siglo que termina: Lorca, Dalí y Buñuel.

El solo título de Un perro andaluz abre las aguas entre partidarios y detractores si el catalan y el aragonés se referían al andaluz, cuya patria chica, viniendo por el norte empieza en despeñaperros. La Residencia de Estudiantes, que era la aventura humanista de visionarios como Fernandez de los Rios, significaba la inserción de la España de ese entonces a la Europa cultural, era el proyecto para ponerse a la par con la Europa. Consistía en reunir a la mejor juventud española dotada de un innato interés científico cultural y prepararlos para tomar las riendas de una España agonizante en la sombra más que en el sol. No es extraño entonces la coincidencia, entre muchos otros, de estos tres españoles. Y en la búsqueda de la corriente de las aguas estaban allí los andaluces. Los conferencistas invitados usuales de la Residencia eran Juan Ramon Jimenez, Manuel de Falla, más todos los andaluces que -siendo asiduos de la residencia- constituirían la llamada Generación del 27, como Alberti, Lorca, Cernuda (mariconcitos de playa, diría Buñuel en algunos de sus arrebatos, refiriéndose a este último, y en otra carta diría "y a los poetas maricones y Cernudos de Sevilla"). Pues bien, estos andaluces constituirían, a partir del 28 (el año de la crisis sentimental de Lorca) los putrefactos, entre otros seres putrefactos de los vanguardistas Dalí y Buñuel.

Una muestra de esto es la copia de la carta que le fue enviada a finales del 28 a Juan Ramon Jimenez, por Dalí y Buñuel:

Sr. Dn. Juan Ramón Jiménez

Madrid

Nuestro distinguido amigo: Nos creemos en el deber de decirle -sí, desinteresadamente- que su obra nos repugna profundamente por inmoral, por histérica, por cadavérica, por arbitraria.

Especialmente:

¡¡MERDE!!

Para su Platero y yo, para su fácil y mal intencionado Platero y yo, el burro menos burro más odioso con que nos hemos tropezado.

Y para V., para su funesta actuación, también:

¡¡¡¡MIERDA!!!!

Sinceramente

LUIS BUÑUEL SALVADOR DALÍ

 

He aquí el primer guiño, de los muchos, del burro podrido arrastrado sobre el piano, amén de los seminaristas que conforman la carga del protagonista de Un perro andaluz. Los seminaristas reflejaban la educación tradicional de la España de entonces, y el piano, para quienes conocen la historia de Dalí, es el símbolo de la autoridad del padre. Pero sigamos...

El 17 de febrero de 1929 Buñuel hace una extensa carta a Pepin Bello (testigo de genial de esta prehistoria) donde citaremos lo que nos interesa:

...Comprenderás las distancias que nos separa de ti, Dalí y yo de todos nuestros amigos poetas. Son dos mundos antagónicos, el polo de la tierra y el sur de Marte, y que todos sin excepción se hallan en el cráter de la putrefacción más apestante. Federico quiere hacer cosas surrealistas pero falsas, hechas con la inteligencia, QUE ES INCAPAZ DE HALLAR LO QUE HALLA EL INSTINTO. Ejemplo de su maldad el último fragmento publicado en la GACETA. Es tan artístico como su Oda al Santísimo Sacramento, oda fétida y que pondrá erecto el débil miembro de Falla y de tantos otros artistas. A pesar de todo dentro de lo irremediablemente tradicional Federico es de lo mejor, si no lo mejor, que existe. Alberti llega a producir en mí un malestar más grande que la idea de un Dios, que la materia fecal que fluye en el vientre de las mujeres bonitas, que la Sociedad de Cursos y Conferencias, que la jota aragonesa, que los conciertos de la sinfónica, que Aladrén, Alberti me repugna por los cuatro costados. El pobre intenta meterse con nosotros. Me agrada que lo consiga. Alberti, el anti-vital y gárrulo Alberti. Piu piu currucutupio tiu tiu tiu.

Nuestro film entra de lleno en todo esto. Oscila dentro del mismo mundo. Lo comienzo el mes que viene.

Y nada más. Un abrazo muy fuerte de

BUÑUEL

 

Solo dos puntuaciones de esta carta. Para los conocedores de la Oda al Santísimo Sacramento de Lorca, es sencillo ver que es el grito del andaluz clamando su homosexualidad que, sospechosamente, Buñuel combatía. No puede evitar nombrar a Aladren, Emilio Aladren, que era el amante de Lorca en ese momento. Y claro, otro guiño: "Nuestro film, entra de lleno en todo esto. Oscila dentro del mismo mundo..."

¿Por qué un perro y no otro animal o palabra cualquiera para aludir a Lorca o su mundo poético? Para los conocedores de la obra pictórica de Dalí, en lo referente a la persistencia de Lorca o en lo referente a Lorca, aparece en forma reiterada un perro (y, claro, un burro putrefacto como en el Cenicitas). Incluso, en Torero Alucinógeno en que se evoca a Lorca, Dalí habló explícitamente del perro andaluz. Respuestas y "guiños" hay por montón. Es sabido que el Romancero Gitano obviamente no gustó a Dali ni a Buñuel, pero ahí está el "horizonte de perros" de La casada infiel.

Lorca, en su crisis sentimental que lo lleva a New York en 1930, le dice a un amigo amargamente "Buñuel han hecho una mierdecita así de pequeñita que se llama Un perro andaluz y el perro andaluz soy yo."

Ahora bien, no creemos que todo es Lorca en Un perro andaluz, aún cuando los "guiños" son demasiado, por ejemplo el "hacerse el muerto" del protagonista es pura invención Lorquiana, repetida infinidades de veces tanto en la Residencia de Estudiantes como en Cadaques, junto a la familia de Dalí; la mano cortada (observe las venas de la "mano de Dalí", con las venas de "las manos de Lorca"), tema fijo entre los dibujos de Lorca y Dalí, el paseo en bicicleta y posterior caída del protagonista es un guión calcado de la obra de Lorca El paseo de Buster Keaton escrita en 1925, de las hormigas ni hablar que también es un tema que aparece con cierta frecuencia en los poemas de Lorca, etcétera), pero sin duda esta película es todo Lorca, Dalí y Buñuel. De un modo u otro.

  ¿Qué sucedió entre estos tres amigos que farreaban por las noches madrileñas? Creemos que es el producto de una historia de amor, junto a la creatividad innata de Buñuel y Dalí en la búsqueda de su propio espacio para alejarse de la "influencia del García" (como una vez así se refirió Buñuel en carta a un amigo, por la influencia que ejercía el poeta sobre el pintor). Es ya de todos conocido que Lorca estaba enamorado de Dalí, y que hubo intento de sodomización del primero al catalán; y que éste no podía complacerle. El cenit de este intento ocurre, al parecer en 1925, después que Federico termina la tan prometida Oda a Salvador Dalí (y que es encarecidamente solicitada por Dalí). En una entrevista dice el pintor: "Pero yo me sentí muy halagado desde el punto de vista del prestigio. En el fondo me decía que era un maravilloso poeta y que yo le debía un poco del ojo del culo del Divino Dalí. Al final tuvo que echar mano de una muchacha, y fue ella la que me reemplazó en el sacrificio. No habiendo que yo pusiera el ojo de mi culo a su disposición, me juró que el sacrificio de la muchacha estaba compensado por el suyo propio: era la primera vez que hacía el amor a una mujer."

La separación sentimental e intelectual del pintor y el poeta, que era de preverse, ocurre en 1928. Coincidiendo con la visita de Buñuel a casa de Dalí, en Cadaques. En 1927 tendría Lorca su ultimo verano con Dalí en esas tierras. Lo demás pertenece a la historia de Un perro andaluz y a la labor de zapa de Buñuel. Por más que Buñuel nos entregue la manera "irracional" para hacer el guión:

Teníamos que buscar el argumento. Dalí me dijo: "Yo anoche soñé con hormigas que pululaban en mis manos." Y yo: "Hombre, pues yo he soñado que le seccionaban el ojo a no sé quién." "Ahí está la película, vamos a hacerla." En seis días escribimos el guión. Estábamos tan identificados que no había discusión. Escribíamos acogiendo las primeras imágenes que nos venían al pensamiento y, en cambio, rechazando sistemáticamente todo lo que viniera de la cultura o de la educación. Tenían que ser imágenes que nos sorprendieran, que aceptáramos los dos sin discutir. Nada más. Por ejemplo: la mujer agarra una raqueta para defenderse del hombre que quiere atacarla. Entonces, éste, mira alrededor buscando para contraatacar y (ahora estoy hablando con Dalí) "¿Qué ve?" "Un sapo que vuela" "¡Malo!" "Una botella de coñac." "¡Malo!" "Pues ve dos cuerdas." "Bien, pero ¿qué viene detrás de las cuerdas?" "El tipo tira de ellas y cae, porque arrastra algo muy pesado." "Ah, esta bien que se caiga." "En las dos cuerdas vienen dos grandes calabazas secas." "¿Qué más?" "Dos hermanos maristas." "¡Eso es, dos maristas!" "¿Y después?" "Un cañón." "¡Malo! Que venga un sillón de lujo." "No, un piano de cola." "Muy bueno, y encima del piano de cola, un burro... no, dos burros podridos." "¡Magnífico!"... o sea, que hacíamos surgir representaciones irracionales, sin ninguna explicación.

De irracional, nada, y solo a manera de ejemplo, descubrimos un "guiño" en la primera secuencia, que es la secuencia más famosa, en que Buñuel tras afilar una navaja de afeitar y sale al balcón para ver cómo una estrecha y larga nube corta en dos la luna, seccionando el ojo de la muchacha. Esta escena nace de Lorca en su Diálogo con Luis Buñuel (publicado por la Universidad de Granada en 1985), donde representa al aragones en su habitación, por cuya ventana "se ven largas nubes dormidas". Y Dalí pinta una nube de este tipo (larga y filosa) en su retrato de Buñuel efectuado en ¡1924!, donde su extremo amenazaba el ojo saltón y mesopotámico del futuro cineasta, y que fueron agregadas a ¡petición del cineasta al pintor! La influencia "del García" llegaba a Dalí, esta vez, a través de Buñuel. Más tarde, en 1935, Lorca se las cobraría a Buñuel, o por lo menos le cobraría esa pupila atravesada por la nube, y en el poema Tierra y luna escribe:

Tierra para los manteles estremecidos,

Para la pupila viciosa de nube,

Para las heridas recientes y el húmedo pensamiento.

 (Y Lorca le daba la estocada final a Buñuel):

Pero la luna subía y bajaba las escaleras,

Repartiendo lentejas desangradas en los ojos,

Dando escobazos de plata a los niños de los muelles

Y borrando mi apariencia por el término del aire.

 

Ambos, Buñuel y Dalí, al realizar el guión tenían presente a Federico García Lorca, uno por angas y el otro por mangas. Como es el amor.

De esta historia de amor, o de esta película, Dalí y Buñuel entran al mundo surrealista. La película fue estrenada en parís el 6 de junio de 1929, y fue una noche memorable. No podía ser de otra forma. Buñuel ajustado a su personalidad se llenó sus bolsillos de piedras, temiendo una reacción hostil de la flor y nata de París. No fue necesario. La flor y nata concentrada en el Studio de Ursulines la contituía: Man Ray, Fernand Ñéger, Constantin Brancusi, Robert Desnos, Hans Arp, Max Ernest, Tristan Tzara, Joan Miró, Christian Zervos, Jacques Lipchitz, Roger Vildrac, André Breton, Louis Aragón, Le Corbusier, René Clair y E. Tériade.

Lo que significó esta película fue un terremoto. Entraba oficialmente el surrealismo a España. Ahora, con la perspectiva que solo da el tiempo, se puede decir que los dos grandes hitos culturales de la España moderna, de la España de este siglo, es la Generación del 27 y Un perro andaluz.

El resto, bueno, el resto es fácil de ver. Muere Lorca en 1936 asesinado. Buñuel al exilio. Separación de Dalí y Buñuel en el pensamiento político y artístico. Ambos intentan suaves reencuentros sin resultados. En 1966, mientras preparaba en Madrid el guión de Belle de jour, recibió un telegrama de Dalí instándole a que se reuniera con él en Cadaqués para escribir juntos la continuación de... ¡claro! Un perro andaluz, y decía el telegrama: "Tengo ideas que te harán llorar de alegría". Y terminaba despidiéndose: "Te beso en la boca". En enero de 1983, Dalí graba, para enviárselo a Buñuel, con ideas que continúan - ¡como no!- Un perro andaluz. El aragonés le contesta excusándose, por su estado de salud. Es la persistencia de volver a unirse bajo "la influencia del García". El 29 de julio del mismo año muere Luis Buñuel Portolés en Ciudad de Mexico.

Se dice que Dalí, en los últimos tiempos de su vida, escuchaba un casette con la canción Noche de ronda, una vieja canción que le traía recuerdos de sus escapadas al Rector`s Club con Lorca y Buñuel. Era la persistencia de la amistad. Dalí, como Buñuel, nunca en vida pudo olvidar a Federico, que permaneció con ellos hasta el final: Y, tal vez la mayor tragedia de Dalí fue "no haber amado suficiente al poeta antes de que fuera demasiado tarde."

 

Copiapó, 21 de octubre de 1998.