Nace en Taltal el 17 de Abril del año 1910 en donde vivió hasta su 2º año de humanidades, luego se traslada a la capital en donde termina la secundaria en el Internado Nacional Barros Arana. Tiene una gran vocación por las letras por lo que ingresa al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile en donde estudia la carrera de Pedagogía en castellano y filosofía. Se desempeña como profesor de castellano en el Liceo de Hombre de Antofagasta, en donde posteriormente se convierte en Rector, además realiza laborees de extensión en la Universidad de Chile sede Antofagasta y colabora en publicaciones con el diario el Mercurio de Antofagasta.

Carrera Literaria

Su obra, está principalmente ligada a la prosa, aunque también se desempeña en el ámbito de la poesía, la crítica, la cultura, la literatura y la historia.

Algunas de sus destacadas obras

• • Tres cuentos del Norte
• • Pampa volcada
• • De cuán lejos viene el tiempo, sus antologías de cuento y poesía nortina
• • El caudillo de Copiapó.
• • El Río Indígena
• • Gabriela Mistral en Antofagasta, años de forja y valentía

Bahamonde fue miembro de la Academia de la Lengua desde 1978, posteriormente el 30 de Noviembre de 1979 fallece a la edad de 69 años, dejando un enorme legado para la ciudad de Antofagasta.

Andrés Sabella (en la vida civil Andrés Simón Expedito Florentino Sabella Galvez) nació en Antofagasta el 13 de diciembre de 1912 y falleció en el hotel Eben Ezer de Iquique, el 26 de agosto de 1989.

Poeta por sobre toda cualquier otra actividad, maestro de maestros, periodista, dibujante, cronista, charlista, verdaderamente amigo de sus amigos, una vida entera dedicada sólo a su oficio: escribir.

Dentro de las distinciones ciudadanas, primer Caballero del Ancla (1953); Doctor Honoris Causa, Universidad del Norte (1977); ingresa en 1978 a la Academia Chilena de la Lengua, como académico correspondiente.

Baltazar Castro llegó a decir que «Chile limita al Norte con Sabella» y Pablo Neruda que «Andrés Sabella nortiniza, como yo ensurezco…».

Mantenedor infatigable de su revista «HACIA», la que regalaba fiel a su consigna de que «ni Cristo ni la poesía deben venderse».

Toda su obra y su vida, son un aporte no solo para el Norte, sino para Chile entero.

Su vida, sólo él supo vivirla, volcándose por entero a causas que creía justas y valederas y en las que ponía su entrega como ninguno. Conservador infatigable, siempre aportando o dando la noticia, que no todos conocíamos. Su opinión era juicio vertido con autoridad y moral, pues tenía la altura suficiente que otorga el talento a los hombres especiales.

Su obra muestra las facetas de su amor por la nortinidad; la limpieza del verso juguetón y gracioso; o no calla lo que creyó justo y sereno decir.

En él hubo siempre una alegría de vivir, aunque también supo compartir el dolor frente a lo injusto y mezquino.

Hoy no nos queda sino que seguir uno de sus consejos: Sigamos haciendo norte; sigamos defendiendo el valor de la provincia, pero no la chatura provinciana. Por el Sabella humano muerto, un Andrés Sabella vivo, en la eternidad de palabras creadoras.